El Imperio del sueño, de Laura Tárraga.
publicado por Nocturna · 311 páginas · 15 € (tapa blanda)
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Hace miles de años que la humanidad ha perdido la capacidad de soñar. En su lugar, ha averiguado cómo extraer los sueños de los pocos que aún consiguen hacerlo para venderlos al mejor postor o prefabricar cápsulas a un precio más asequible. Y en el principado de Zephanis se concentra una de las mayores redes de tráfico de sueños del mundo.
Shoana es una ladrona con un pasado sombrío y un presente miserable en la zona baja de la ciudad; Leiza, una célebre soñadora con un porvenir brillante y una vida llena de comodidades. Los caminos de ambas se entrelazarán cuando, una mañana, Leiza descubra que su peor pesadilla se ha hecho realidad: ha dejado de soñar a tan sólo unos días del acontecimiento más importante del año: la competición de El Imperio del Sueño.
Me da un poco de rabia empezar esta reseña, la verdad. Tenía muchísimas ganas de leer este libro, el mundo de los sueños me apasiona y esperaba leer algo muy guay, pero me he llevado una decepción.
Partiendo de la base de la sinopsis el libro prometía mucho. La gente ha dejado de soñar, solo pueden hacerlo algunas personas y en cualquier momento puede pasar cualquier cosa, por ejemplo, Leiza un día se despierta y no es capaz de soñar; sin embargo, Shoana, una persona que vive en la zona más baja de la ciudad un día se despierta con la capacidad de soñar.
Tenía todos los ingredientes para ser un libro original y estupendo, pero a mi parecer se ha quedado en la superficie. La primera mitad del libro es excesivamente lenta, la trama no avanza, gira una y otra vez en torno a la misma idea.
Los personajes además, aunque estaba muy bien construido su interior notaba las relaciones con otros personajes bastante forzadas, como si se viesen los hilos que movía la autora para que eso sucediese. No me han convencido.
Y cuando llegas a mitad del libro ocurre el plot twist, se introduce un nuevo personaje que sabes desde ese momento quién es y más o menos puedes tener claro qué va a hacer. Es muy predecible la verdad. El resto tampoco da para mucho más, sinceramente.
Como crítica social está bien pero no ha aprovechado el mundo que tenía a su alrededor, siento que ha creado un mundo espectacular para contar algo que podría encajar perfectamente en el mundo real. De hecho, esperaba algo más del mundo no que fuese un complemento más.
Por culpa de eso siento que la trama no acababa de encajar, se me ha quedado corta, he acabado el libro con una sensación de "¿ya?" Siento que el libro no me ha contado nada realmente importante. Sí, están las críticas sociales pero no siento que me hayan llegado, me han dejado más bien fría y estoy segura que es por el contexto en el que ocurren.
Partiendo de la base de la sinopsis el libro prometía mucho. La gente ha dejado de soñar, solo pueden hacerlo algunas personas y en cualquier momento puede pasar cualquier cosa, por ejemplo, Leiza un día se despierta y no es capaz de soñar; sin embargo, Shoana, una persona que vive en la zona más baja de la ciudad un día se despierta con la capacidad de soñar.
Los personajes además, aunque estaba muy bien construido su interior notaba las relaciones con otros personajes bastante forzadas, como si se viesen los hilos que movía la autora para que eso sucediese. No me han convencido.
Y cuando llegas a mitad del libro ocurre el plot twist, se introduce un nuevo personaje que sabes desde ese momento quién es y más o menos puedes tener claro qué va a hacer. Es muy predecible la verdad. El resto tampoco da para mucho más, sinceramente.
Como crítica social está bien pero no ha aprovechado el mundo que tenía a su alrededor, siento que ha creado un mundo espectacular para contar algo que podría encajar perfectamente en el mundo real. De hecho, esperaba algo más del mundo no que fuese un complemento más.
Por culpa de eso siento que la trama no acababa de encajar, se me ha quedado corta, he acabado el libro con una sensación de "¿ya?" Siento que el libro no me ha contado nada realmente importante. Sí, están las críticas sociales pero no siento que me hayan llegado, me han dejado más bien fría y estoy segura que es por el contexto en el que ocurren.
«Aun así, el cuerpo le agradeció el sorbo con ese hormigueo que producen los reencuentros con viejos amigos: el que por un instante eclipsa lo malo para sólo concentrarse en lo bueno.»
Como conclusión final, solo puedo decir que es un libro del que me esperaba muchísimo más, cuyo mundo era original y sorprendente pero que la autora no ha sabido aprovechar. La trama se me ha hecho lenta e insustancial. Y la crítica social que viene incluida está bien pero no me parece suficiente para sostener el libro.
· Meg Sternworth ·
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